LA SINIESTRALIDAD LABORAL ES CUESTION DE JUSTICIA
Recientemente se han dado a conocer por parte de la Administración Andaluza los datos de la siniestralidad laboral en la provincia de Jaén referidos al año 2010. Los datos, siendo negativos, nos los quieren vender como positivos. Y es que la siniestralidad laboral no son meras estadísticas. La realidad es que aumentan los accidentes laborales graves y mortales.
La salud laboral es cuestión de Justicia. De condiciones y ambientes de trabajo adecuados, donde se pueda desarrollar la actividad profesional con dignidad. Los mal llamados “accidentes” de trabajo se pueden evitar. Podrían desaparecer si se exigiera a los empresarios las medidas preventivas marcadas por nuestras leyes y no pusieran los beneficios por encima de las personas.
Rara vez se hace mención a las causas que originan las muertes en el trabajo. ¿Como es posible que cables de alta tensión pasen por encima de un contenedor de pienso en la finca “El Huevo”, entre Jaén y Mancha Real, donde hace pocas fechas perdió la vida, electrocutado, un trabajador cuando descargaba pienso?
Las causas son estructurales. El sistema productivo actual, basado en la centralidad del mercado como regulador de la vida y las actividades económicas, relega a un papel subordinado a la “política”, de ahí que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (como herramienta política) no se cumpla por los empresarios, ni las Administraciones pongan su esfuerzos en erradicar esta lacra social, a pesar de los diversos programas de vigilancia que ponen en marcha y las declaraciones de principios de que queda mucho por hacer.
Los accidentes laborales no son fruto de la fatalidad o de la mala suerte, ni tampoco son consecuencia exclusiva de una actitud negligente del trabajador.
La crisis económica no puede servir para degradar más las condiciones de vida y trabajo del mundo obrero: excesivos horarios y ritmos de trabajo, la eventualidad y precariedad laboral, ausencia de medios de prevención…; ni tampoco justificar un empleo a cualquier precio, porque la vida de un solo trabajador vale más que todo el oro del mundo.
Si seguimos reflexionando sobre las causas y dando un breve recorrido por el mercado laboral, nos encontramos con que cada vez más trabajadores están sometidos a un deambular de empresa en empresa, de ciudad en ciudad, de puesto en puesto, mediante empleos precarios y contratos inestables. El ritmo de vida obliga a muchos trabajadores al pluriempleo, al trabajo sumergido, a las horas extras, a los destajos, a ritmos abusivos de producción…Todo esto conlleva cansancio, estrés, ansiedad agotamiento… y por consiguiente riesgo. Esta es la realidad en gran parte del mundo laboral.
La precariedad y la flexibilidad del trabajo suponen poner en juego la vida y la salud de quien lo realiza y el futuro de sus familias.
«Estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera “cultura de muerte”. Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia»
(Encíclica Evangelium Vitae, nº 12)
Hermandad Obrera de Acción Catolica-HOAC-Jaén
Marzo de 2011.