Fue un encuentro cordial, fraterno, tranquilo y cercano; habíamos quedado en encontrarnos a las 11 de la mañana en el Santuario de la Virgen, por ser el espacio que todos sentimos como casa común de todos los linarenses y allí quiso escuchar de boca de cada uno de los sacerdotes del arciprestazgo quiénes somos, cómo estamos, qué hacemos, dónde trabajamos, qué problemas encontramos en nuestro trabajo, cómo se encuentra Linares…
Era algo que hacía mucho tiempo deseábamos todos los sacerdotes y lo sentimos como un lindo gesto de nuestro pastor que vino a decirnos algo que, también hacía mucho tiempo necesitábamos como palabra de aliento: “Los sacerdotes son mis pies y mis manos y quiero estar a vuestro lado en todo y para todo; quiero que contéis conmigo y me sintáis a vuestro lado” ¡Muchas

D. Amadeo se interesó mucho por la situación social y religiosa de nuestro arciprestazgo y nos animó a buscar caminos que vayan orientando para una respuesta a los problemas que hay. Terminamos el encuentro con una comida fraterna, cosa que hacía también mucho tiempo veníamos soñando tener con nuestro obispo.