17 de marzo de 2010

Carta pastoral del Sr. Obispo de Jaén en la jornada por la vida

Con gozo celebramos esta nueva carta pastoral de nuestro obispo, en la que, como veréis, resuenan los ecos de su visita pastoral a Linares.

Muy queridos fieles diocesanos:

El próximo día 25 de marzo, como en años anteriores, celebraremos la jornada de oración y sensibilización en favor de la vida y apoyo, especialmente, a las mujeres gestantes en dificultades. Es la solemnidad de la Anunciación del Señor. El día en el que el Verbo se hizo hombre. La jornada tiene como lema “¡ES MI VIDA! ESTÁ EN TUS MANOS”.
Este mensaje aparece gráficamente explicado en el cartel anunciador, por un niño recién nacido que pronuncia la primera frase: “¡Es mi vida!”. Sostenido por las manos y brazos del padre y de la madre se lee, abajo, la segunda parte del lema: “Está en tus manos”.
Encabezando el cartel, en la parte superior aparecen imágenes sobre su desarrollo hasta su nacimiento. La vida es “suya” desde el primer instante de su ser humano, de nadie más, aunque no pueda valerse y defenderse por sí mismo. Somos otros, los primeros, sus padres, quienes debemos defenderle.

1. La vida humana no es negociable
Nadie, ni la madre, ni el padre, ni la sociedad, pueden asumir la propiedad de una vida que no les pertenece. El hijo vive en el seno de la madre, pero no es ella propietaria de esa vida, del “nuevo ser humano” al que está unida, como para hacer y deshacer, con sus decisiones sobre “el otro”.
A ella, que le da la vida, con el padre, les corresponde su cuidado, defensa, apoyo, alimentación y no su destrucción o abandono. El titular único de su derecho a vivir, desde su concepción hasta su muerte natural, es del hijo exclusivamente.
Ningún legislador humano puede tampoco otorgar ese derecho a nadie. Sería ir contra la propia dignidad humana y civilización. Por eso, ante tan penosa realidad, sí se da, surge y crece progresivamente una alarma constante y movimientos pro-vida que nadie puede hacer callar, si no es por la fuerza.

2. Corazones abiertos, no “sobres cerrados”
Cuando una madre se encuentra desvalida e indefensa, será su entorno y la sociedad quienes deberán apoyarla. El verdadero progreso de una sociedad no será encaminarse o entregar “sobres cerrados” a las madres que necesitan ayuda para dar a luz a su hijo, sino corazones cercanos y generosos. El apoyo de una sociedad a sus ciudadanos necesitados es ofertar soluciones y no proponer y amparar la destrucción del indefenso.
La verdad no nace por la suma de números, y despenalizar no es legalizar. Legislar sobre el derecho de la vida sólo quiere decir que esa ley lo permite, pero las leyes no las hace éticas el Parlamento.
El niño indefenso o el anciano necesitado de cuidados, no son agresores de los que tengamos que defendernos. Tienen muy poca fuerza y lo que buscan con la mirada de sus ojos y sus torpes manos son corazones abiertos y manos amigas. Ese niño nos dará un día su pan y su vida, el anciano nos lo ha dado ya. Cuidémoslos entre todos.

3. Respuestas concretas
Estuve allí hace pocos días. Se respiraba un ambiente de amor en medio de muchos interrogantes. Pocas palabras y muchos hechos.
Me refiero a la “CASA DE ACOGIDA” de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, de Linares. Apoyadas por un grupo de voluntarios, acogen a madres con dificultades para alumbrar a sus hijos y atienden, al mismo tiempo, a los otros hijos que las acompañan.
Muchos tendrían que conocer este centro y apoyarlo. Se lo prometí y, en su nombre, así lo hago. Pude tener en mis brazos a un niño nacido muy pocos días antes. Me miraba agradecido. Sus ojos buscaban, sobre todo, a los de su madre, con mucho más agradecimiento por haberle ayudado a nacer.
Nos consta que son muchas las personas que trabajan y apoyan estas iniciativas en otros muchos centros que debemos conocer para informar. Están en la página de la Conferencia Episcopal Española: www.conferenciaepiscopal.es/apoyoalavida.
Ayuda también para la comprensión de quienes, ante su amarga experiencia, tienen la valentía de abrirse a nuevos horizontes, desde la reconciliación con Dios y el perdón.

4. Defensores y servidores de la vida
Los cristianos, aunque algunos no quieran entenderlo, defenderemos siempre la dignidad de la persona humana y predicaremos el Evangelio de la vida. Esto no es de ayer, lo es de siempre. No está en nuestras manos trastocar estas verdades fundamentales del Evangelio de Jesucristo, a pesar de nuestras deficiencias y limitaciones.
Defendemos y servimos a la vida de toda persona desde su concepción hasta su último instante. La vida exige respeto desde la ciencia. La técnica, hasta las leyes que regulan nuestra convivencia.
Son muchos más los defensores de la vida que sus agresores en todas las épocas. Las leyes contrarias a la defensa de la vida, lejos de ser derechos, tampoco crean obligaciones de conciencia, por el contrario, establecen una grave obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia (cf. Juan Pablo II, Evangelium vitae, n. 73).

Muy queridos todos:
Será la DELEGACIÓN EPISCOPAL DE FAMILIA la encargada, en la Diócesis, de dar a conocer y responsabilizarse del envío a parroquias y otras instituciones eclesiales, de los materiales para la jornada.
Agradecemos vivamente el interés y apoyo a las familias y a la vida. Debemos, sin embargo, con ocasión de la jornada, comprometernos todos a difundir los subsidios litúrgicos, carteles y dípticos.
Ruego encarecidamente que, en cada parroquia y comunidad e Iglesias abiertas al culto en todo el territorio diocesano, se celebre una VIGILIA DE ORACIÓN POR LA VIDA, en el entorno de la jornada, según criterio de los párrocos y capellanes.
Con mi afecto en el Señor, les bendice

+ RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ
OBISPO DE JAÉN