El pasado mes falleció Don Luis, el que durante años fue párroco del Buen Pastor y posteriormente, capellán del Hospital. Desde el equipo del blog le pedimos a alguno de los muchos que estuvieron a su lado a lo largo de los años que escribieran algo en su recuerdo. Aquí os lo dejamos.
Cuando nacemos, la ilusión de nuestros padres es que nuestra vida sea feliz: jamás piensan tanto ellos como nosotros que venimos de paso.
Contigo Dios lo hizo de una manera excepcional, desde pequeño te eligió para que fueras para Él, primero aquí en la tierra y ahora ahí a su lado. ¡Cuántas veces me contabas cuando fueron por el pueblo y te dijeron: "¿nene quieres ser cura?"! Y tú sin dudarlo y con esa naturalidad que te caracterizaba dijiste "¡mira pues si!". ¡Cuántos años han transcurrido desde entonces, a cuánta gente has conocido, cuántos te hemos querido y ahora cuánto te echamos de menos!
Cuando llegaste a Linares tu parroquia era el balcón de alguna casa, una cochera o el barracón de la escuela porque no tenias parroquia. Luego construiste la Parroquia del Buen Pastor, conocida como la de los picos, con todo el trabajo del mundo, pidiendo por un lado y por otro.
Tú eras "nuestro hermoso", era tu palabra preferida, para tí todo el mundo era hermoso, los más sencillos los mejores, los que más te aportaban y con quien mejor estabas, como Jesús, cuya gente eran los humildes y sencillos. Tu mayor ilusión era perderte por esas sierras de Segura, tu tierra natal, igual que la mía, y la tierra tira, pero tú te perdías por medio de la sierra con los pastores, hablabas con ellos, te contaban sus historias y eras la persona mas feliz del mundo. Mucha gente eso no lo comprendía, pero no te importaba, y tú sin darte cuenta seguías los pasos que Jesús quería que se hicieran en esta tierra, para estar más cerca de Él, para dar su ejemplo, porque hoy cuantos sacerdotes ¿hacen eso? Yo la verdad es que he conocido a pocos. El día que subimos al Yelmo para mí fue una experiencia maravillosa, estar tan alta, parecía que íbamos a rozar el cielo, y tuve la suerte de vivirla contigo, aparte de tantas y tantas vivencias como hemos tenido.
En el hospital de Linares también has dejado huella, porque te preocupabas de todos los enfermos y enfermeros, en Navidad hacías siempre algo para cada servicio y desde que dejaste de estar se te echaba de menos. Eras el único que te metías en todos los servicios y eso era un apoyo para todos.
Ya para terminar no quiero extenderme más porque mis vivencias contigo han sido tantas que aburriría , pero quiero decirte que en mi tristeza por tu perdida, tengo la alegría de tu nacimiento a la vida y ahora es cuando no sufres, cuando disfrutas del Padre, y que desde allí te acuerdes de todos los que nos hemos quedado aquí añorándote y diciéndote: Luis te queremos y esperamos encontrarnos contigo en el Cielo.
Inma